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La Providencia 121 del SENIAT: ¿Una amenaza o una oportunidad para las empresas venezolanas?

Durante años, muchas empresas en Venezuela han navegado bajo márgenes cómodos, apalancadas informalidades estructurales y una gestión basada más en la intuición que en los datos. Mientras los ingresos superaban con creces los costos, la optimización fue una opción difusa, la profesionalización interna una meta postergable, y la inversión en tecnología un lujo que podía esperar.

No podemos decir lo mismo de ciertas empresas o sectores altamente regulados historicamente que hoy están un paso adelante cultural y estrategicamente de quienes son los que están siendo puestos en jaque en este momento.

¿Qué ocurre ahora?

Con la entrada en vigencia de la Providencia 121 del SENIAT, todo cambia. Esta norma exige la homologación obligatoria de los sistemas de facturación, lo que obliga por un mecanismo más que cada factura sea registrada, y con eso, cada ingreso reportado.

Esto, en términos prácticos, representa un aumento inmediato en la carga tributaria: IVA, ISLR e impuestos municipales ya no serán negociables ni postergables. Pero el verdadero impacto va más allá de lo fiscal. Se trata de un nuevo terreno de juego donde la eficiencia, la transparencia y el control no son deseables: son necesarios.

No es el árbitro, es el juego

Muchos podrían ver este cambio como una imposición dura del árbitro fiscal. Pero la realidad es que el problema no es el árbitro. El problema es que en algún punto, gran parte del ecosistema empresarial se vició al normalizar la informalidad. Se aceptó como estándar operar sin métricas, sin indicadores, sin procesos claros, sin control.

Hoy, ese modelo ya no es sostenible.

Lo que está en juego: eficiencia, permanencia y evolución

Este nuevo contexto obliga a hacer lo que cualquier empresa debería haber hecho siempre:

  • Conocer y controlar sus números

  • Medir su rentabilidad real

  • Eliminar desperdicios

  • Profesionalizar su operación y gestión.

En tiempos donde aumentar los ingresos es un reto estructural, la única palanca realista para preservar o mejorar la rentabilidad es optimizar los costos.

Y eso no se logra desde la improvisación.

Las 3 acciones estratégicas que ya no pueden esperar

Hoy, más que nunca, las empresas necesitan:

  1. Profesionalizar su gestión: Profesionalizar no es solo lograr ciertas formalidades. Se trata de implementar buenas prácticas, medir desempeño, establecer una cultura de rendición de cuentas y mejora continua. Pero sobre todo, poder generar la estructura suficiente para que cada rol cumpla lo que debe hacer y que los responsables de la estrategia no se vean absorbidos por la operación.

  2. Revisar y controlar los números: no es solo contabilidad, sino finanzas operativas y visión de costos en tiempo real. Tener una empresa orientada en datos es vital. Implementar herramientas de medición incorporando indicadores y métricas clave que puedan medir la salud de la empresa, los procesos y sus personas, es lo que podrá evaluar los resultados de la estrategia.

  3. Automatizar y mejorar procesos: reducir tareas manuales, eliminar retrabajo, y tomar decisiones con base en datos confiables. Invertir en tecnología de manera acertada y adoptarla de manera efectiva es la mejor manera para reducir el desperdicio. Pero solo podrás hacerlo de la mano de tus procesos bien estandarizados.

¿Por dónde empezar?

En 3MIT estamos comprometidos con acompañar a las empresas en este proceso de transformación.

Más allá del cumplimiento legal, creemos en empoderar la gestión moderna con tecnología.

Porque ahora que las reglas cambiaron, las empresas que quieran seguir siendo rentables deben cambiar también.